Baviera día 4: Neuschwanstein

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Excursiones desde Múnich

Múnich está en un lugar privilegiado que permite hacer excursiones de un día por los alrededores. Algunas de las más conocidas son:
  • Palacios del Rey Loco: Podemos elegir entre ir a conocer el Schloss Neuschwanstein en Füssen, el Palacio de Linderhof o el Palacio de Herrenchiemsee, en el lago Chiemsee. Nosotros teníamos muy claro que queríamos hacer esta excursión sí o sí.
  • Campo de concentración de Dachau: Sin duda una visita difícil para la que hay que ir preparado psicológicamente. Nosotros estando de Luna de Miel y habiendo visitado Sachsenhausen en Berlín preferimos evitarlo.
  • Ciudades de Baviera como Regensburg (Ratisbona) cuyo caso histórico es patrimonio de la humanidad y Nürenberg (Nuremberg) que conserva un casco antiguo medieval y tiene un famoso mercadillo navideño. Nos quedamos con ganas de visitar las dos, quedará para otra vez.
  • Ciudades austríacas como Salzburgo, ciudad de nacimiento de Mozart y con un casco antiguo patrimonio de la humanidad, o Innsbruck, la capital del Tirol en el corazón de los Alpes. Conocimos Salzburgo el día anterior.

Neuschwanstein

Neuschwanstein es uno de los castillos del "Rey loco" Luis II de Baviera, primo de Sisi, la emperatriz de Austria. La leyenda de este personaje está a la altura de la de su prima. Estaba obsesionado con las obras de Wagner y la mitología alemana y, debido a sus extravagancias, fue declarado incapaz para gobernar. Murió ahogado en extrañas circunstancias, y hay quien sospecha que fue asesinado. Construyó extraordinarios castillos que pueden visitarse hoy en día y conocer un poco más de la vida y obra de este misterioso personaje histórico que no dejó descendencia y que muchos creen que vivía atormentado por su condición de homosexual en un país de raigambre católica.
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Vista de Neuschwanstein desde Marienbrücke

Llegada a Hohenschwangau y entradas al castillo

Hay diversas maneras de llegar al Castillo de Neuschwanstein. Nosotros nos decidimos por el tren, pero como para entrar al castillo hace falta reservar porque hay cupo de entrada y horario, decidimos contratar una excursión privada para ir menos agobiados. La razón fue que al hacerlo por libre teníamos que intentar cuadrar el horario de la entrada con los horarios del tren, y no lo veíamos nada claro por varios motivos:

  • Es muy arriesgado ir sin reserva de entrada porque suelen agotarse muy rápido.  Sólo se puede reservar como máximo con una anticipación de 2 días. Al reservar la entrada por internet pides una hora y pagas, pero ellos luego te dan la que haya libre más próxima, es decir, no hay un sistema inmediato para saber la hora que te va a tocar.
  • Por otro lado, el tren tampoco llega directamente al pueblo, sino que hay que ir hasta Füssen y de ahí coger un autobús hasta el pueblo de Hohenschwangau
  • Una vez allí hay que acercarse al puesto de entradas a pie del castillo a recoger las entradas como muy tarde 1 hora antes de la hora de entrada de tu ticket (no se puede retirar la entrada anticipadamente tampoco los días anteriores). Después se puede coger otro bus hasta el castillo o subir andando por la colina. Si se te pasa la hora de entrada o no llegas a tiempo a recoger las entradas no hay posibilidad de devolución de dinero y pierdes tu derecho a entrar.
  • Queríamos una entrada combinada con el castillo de Hohenschwangau, pero lo vimos tan complicado que desistimos.
Como era agosto y es una de las atracciones más visitadas de la zona, no quisimos arriesgarnos, así que contratamos la excursión con la empresa Radius, que nos garantizaba el transporte en tren y autobús y la entrada al castillo de Neuschwanstein, de modo que no teníamos que preocuparnos por nada más. La habíamos reservado hacía dos días, y además tenía la ventaja de que iríamos acompañados todo el trayecto por un guía que nos iría explicando más cosas sobre Baviera y Luis II. También Sandemans ofrece la visita al castillo en español, pero en días diferentes que no nos cuadraban tan bien.

A las 9:30 estábamos en la estación con el resto del grupo en español, y partimos en el tren de las 10:00 con destino a Füssen. Allí el guía comenzó a hablarnos sobre la dinastía Wittelback, Luis II y Baviera. Las explicaciones eran bastante interesantes, aunque como era la primera vez que hacía ese tour estaba un poco nervioso y de vez en cuando se le iba el santo al cielo y teníamos que recordarle de lo que estaba hablando porque se perdía xD

El trayecto duró 2 horas y al llegar nos esperaba un autobús privado para acercarnos a Hohenschwangau. Una vez allí nos pararon en una salchichería mientra el guía se acercaba a por las entradas al Ticket Centre (Konigliche Imbiss: mi crítica en Tripadvisor aquí). Aunque no tenía demasiada hambre aproveché para comer algo porque sabía que después iba a ser imposible. Mr. Knook no tenía nada de hambre y apenas me ayudó un poco. El sitio era enanísimo, más un puesto de comida para llevar que otra cosa, y como llovía mucho nos apretujamos en un rincón para estar a resguardo.
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Después del calor de días pasados nos recibía un día de los más invernal. Lluvias y temperaturas cercanas a los 13ºC, que sin abrigo y con la humedad era bastante desagradable. Menos mal que fuimos precavidos y paraguas sí teníamos. Además, por culpa de la niebla cerrada no podíamos ni ver el castillo en las alturas. Afortunadamente se fue disipando a lo largo del día.
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Vista del pueblo de Hohenschwangau
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La niebla cubriendo totalmente el Castillo de Neuschwanstein
Por culpa de la lluvia y del atasco habíamos llegado 15 minutos más tarde de lo planeado, así que cuando regresó el guía nos dio a elegir entre subir andando al castillo o coger el bus y ver el lago. El grupo decidió por mayoría la segunda opción, ya que estaba lloviendo mucho y subir andando y empaparse no nos agradaba demasiado. Así pues empezamos la visita con la visita exterior del Castillo de Hohenschwangau.

Castillo de Hohenschangau

El Castillo de Hohenschwangau fue la residencia de Luis II desde su infancia, construido por su padre Maximiliano II de Baviera sobre una antigua fortaleza medieval en ruinas. Maximiliano quedó prendado del paraje natural que lo rodea y mandó construir este castillo que fue usado como residencia de verano. Su esposa, María de Prusia, era una enamorada del senderismo y solía practicarlo en las montañas que rodeaban el castillo.

Cuando Luis II sucedió a su padre comenzó los trabajos de construcción de otros castillo de cuento, Neuschwanstein, y solía seguir los trabajos con un catalejo desde Hohenschangau.

El exterior llama la atención por su color mostaza, y el interior dicen que es impresionante también, con pinturas murales de la mitología germana como Parzival o Lohengrin, el caballero del cisne hijo de Parzival. Nosotros por desgracia no pudimos verlo y nos quedamos con las ganas. Para visitarlo el método es el mismo que en Neuschwanstein, sólo se puede hacer en visita guiada y a la hora que marca tu entrada.
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Castillo de Hohenschwangau 


El lago Alpsee

A pocos metros se encuentra el lago Alpsee. Es un destino muy popular en verano para ir a darse un chapuzón. De hecho nos habían dicho que podíamos llevar bañadores por si teníamos tiempo de darnos un baño, pero en pleno agosto como estábamos, lloviendo y con 13ºC de temperatura como que no apetecía mucho. Además la visita fue de apenas unos minutos para sacar unas fotos y ya, pues teníamos que ponernos a la cola del autobús y había muchísima gente.
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Autobús hacia el Castillo de Neuschwanstein

Tras la brevísima visita al lago nos tuvimos que poner a la cola del autobús. Había varios buses que hacían el trayecto y pasaban cada 10 minutos o así. Como había tanta gente aún tuvimos que esperar bastante porque enseguida se llenaba y teníamos que esperar al siguiente (y eso que venían de dos en dos). El ticket se compra en una taquilla y no dentro del propio autobús, a la que llegas siguiendo las vallas y la cola. Nosotros decidimos sólo comprar el trayecto de ida y bajar andando, ya que cuesta abajo sería menos cansado y queríamos ver algo de paisaje.
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La niebla empezaba a disiparse pero todos teníamos la sensación de haber entrado en el invierno. A pesar de ser agosto, las temperaturas eran muy frías y la constante llovizna te hacía echar de menos un abrigo o unas botas que te resguardaran un poco.
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Marienbrücke

La primera parada del autobús fue Marienbrücke, o el Puente de María, la madre de Luis II. Allí bajamos prácticamente todo el autobús, y tuvimos que hacer cola para poder pasar al puente ordenadamente. El tiempo seguía horrible, e intentar sacar una foto era muy difícil porque la lluvia venía de frente contra las lentes de las cámaras, estropeando la foto, pero sin duda es un lugar excepcional para tener la mejor vista del Castillo de Neuschwanstein. Pero ojo, no es apto para quienes tengan vértigo, está colgado encima del desfiladero de Pöllat.
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Vista del puente desde el castillo

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Acceso a Marienbrücke
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Imposible sacar una buena toma con la lluvia de frente
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Vistas de Neueschwanstein (foto nº 135.345 y de las pocas que no salió con gotones en la lente)
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Vista del desfiladero desde el puente
También se podía divisar a lo lejos el Castillo de Hohenschwangau, el pueblo y el lago, sumidos en la niebla:
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Castillo de Neuschwanstein

Tras la visita al puente fuimos andando hasta el castillo, que estaba a unos 10 minutos andando. Allí el guía se despidió de nosotros, ya que no podía entrar a explicar nada y la visita se hace en grupo y con audioguía. Nos pusimos a la cola de los tornos, donde una pantalla indicaba la hora de entrada y el turno, que tenía que coincidir con la que ponía en tu entrada. Según entrabas te daban una audioguía en tu idioma. Yo eché de menos alguna taquilla o algo donde dejar mochilas e ir más cómodos, pero no había nada. Los grupos entraban cada 5 minutos, así que había poco tiempo para apreciar las salas porque enseguida te echaban porque venía el grupo de atrás. Además éramos tantos en una sola sala que al final no se disfrutaba nada :(
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Entrada al castillo

El Castillo de Neuschwanstein salió directamente de la imaginación de Luis II, que buscaba un castillo medieval romántico y que sirvió de inspiración para algún castillo de Disney.  Pese a ello en su interior tiene inventos modernos para la época como agua corriente o un sistema de calefacción por aire.

El interior está decorado con elementos de los poemas épicos medievales alemanes como Tristán e Isolda, Percival, Lohengrin, etc. Las fotos estaban prohibidas, pero en la web oficial se pueden hacer un minitour para hacerse un poco a la idea, siendo las dos salas más destacables el salón del trono y la sala de los cantores.

El salón del trono es impresionante. De inspiración bizantina, está presidido por una espectacular lámpara de oro y piedras preciosas.
Sala del trono. Fuente: web oficial
La sala de los cantores es la mayor estancia del castillo y está decorada con escenas de la leyenda de Parsifal y la búsqueda del Santo Grial.

La visita dura apenas media hora, y al terminar puedes disfrutar un poco de las vistas de los alrededores desde la planta baja, cotillear un poco en la tienda de recuerdos (nosotros compramos un libro sobre la vida y los castillos de Luis II) o tomar algo en el café.
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Vistas desde el castillo

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El libro que compramos de recuerdo. ¡Muy interesante!
Poco más nos entretuvimos allí, porque ya teníamos que bajar para encontrarnos con el guía y volver a la estación para coger el tren de vuelta. La verdad es que con el día tan horrible era lo que más nos apetecía, pero aún nos esperaba una caminata bajo la lluvia de 20 minutos hasta volver al pueblo. Visto lo visto, en esas condiciones más nos valía haber cogido el bus de vuelta, pero como había mucha cola pues al final nos íbamos a mojar lo mismo.
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Cuando llegamos al pueblo aún tuvimos unos minutos para tomar algo en el mismo sitio de la ida, si queríamos, mientras esperábamos que vinieran todos los integrantes del grupo. A esas horas la niebla aún no se había ido, pero si había despejado lo suficiente para que se pudiera ver el castillo por fin en lo alto de la colina.
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De allí volvimos a tomar el bus privado hasta la estación de tren, que se demoró mucho por culpa del atasco provocado por la lluvia. El viaje de vuelta tuvimos que hacer transbordo de tren y ni pudimos disfrutar del paisaje, porque llovía tantísimo que no se veía nada a través de los cristales :(Sin título
Para cuando llegamos al hotel Múnich de lo único que teníamos ganas era de darnos un baño bien calentito para recuperar temperatura y entrar en calor. ¡Y eso hicimos! Aunque antes nos pasamos por una pizzería que había al lado de nuestro hotel que aunque parecía cutrecilla siempre que pasábamos venía un olor muy rico. Pedimos dos pizzas para llevar y dimos buena cuenta de ellas tras el baño ;)
(Pizzería Pasto: mi crítica en Tripadvisor aquí)

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