Praga día 4: Excursión a Kutná Hora

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Excursiones desde Praga

Al estar tantos días en Praga nos habíamos planteado utilizar uno o dos días para hacer una excursión a alguna ciudad cercana. Las opciones más comunes son:

  • Karlovy Vary: Ciudad balneario a 130 km de Praga y a 2 horas en tren. 
  • Český Krumlov: Según dicen la ciudad más bonita de la República Checa con perdón de Praga. Su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad. Se encuentra a casi 200 km y casi 3 horas en tren. 
  • Kutná Hora: Su centro histórico es patrimonio del Humanidad. Está a 80 kilómetros de Praga y a 1 hora en tren. 
Vistas las diferentes opciones descartamos las dos primeras porque implicaban mucho tiempo de desplazamiento y no nos apetecía pegarnos tanto palizón en un sólo día. La otra opción era pasar allí más de un día, pero preferíamos dedicárselos a Praga y dejar las visitas más lejanas para otra ocasión, así que la opción obvia era Kutná Hora.

Kutná Hora se encuentra a una hora de Praga, y era una ciudad muy rica en sus tiempos debido a las minas de plata, que se usaba para acuñar la moneda de casi toda Europa. Durante los siglos XII a XVI competía con Praga en esplendor, y de esta época datan la mayor parte de sus monumentos, Las minas funcionaron durante unos 250 años, hasta que una inundación destruyó la mina más importante y la insurrección y la Guerra de los Treinta Años acabaron por hacerle perder todos los privilegios que había adquirido. De su antiguo esplendor guarda diferentes monumentos patrimonio de la humanidad, así como el propio casco histórico, que así fue declarado en 1995.

Dirección Hlavní Nádraží, la estación central de trenes.

Nos tocó levantarnos muy temprano para que nos diese tiempo a desayunar bien y llegar hasta la estación central para tomar el tren con destino a Kutná Hora. Los billetes ya los habíamos comprado el día anterior, para el tren que salía a las 10:00. El problema era que para llegar teníamos que coger el tranvía y comprar los billetes. En el hotel los vendían, pero sólo de 90 minutos (que son más caros-32 CKZ) y a nosotros nos interesaban los de 30 minutos (24 CKZ). La alternativa era comprarlos en un kiosko, pero no encontramos ninguno en la parada enfrente al hotel, así que tuvimos que ir a al parada anterior. Allí, y después de preguntar a la gente, encontramos el kiosko y compramos 10 billetes para tener para los próximos días (y no arriesgarnos a subirnos sin billete como el día del barrio judío) Ya con los billetes pensábamos que iba a ser coser y cantar, porque sólo teníamos que coger el tranvía nº 9 y listo, pero en todas las paradas que encontrábamos no había ni rastro de ese tranvía. Volvimos a preguntar y nos dieron la indicación de una parada de ese tranvía, pero en la dirección incorrecta. Al final la encontramos unos metros antes de la calle del hotel, pero perdimos mucho tiempo buscándola.  Por suerte los tranvías pasan con mucha frecuencia y en cuanto la encontramos enseguida vino un tranvía al que nos pudimos subir. Eran las 9:15 y el tren salía a las 10:04. El trayecto era de 15 minutos aproximadamente y por un momento pensé que no llegábamos a tiempo porque nos tocó detrás de un camión de basura que paraba cada minuto para recoger contenedores, y el tranvía no lo podía adelantar. Menos mal que se apartó y llegamos a la estación sin problema, con media hora de margen.

Al llegar intentamos buscar el andén, pero todavía no había información en los paneles. Se me acercó un señor preguntando el destino, cuando se lo dije me indicó a la izquierda, así que no sé por qué confié en él y no me engañaba, allí estaban los andenes dirección Kutná Hora y nuestro tren, pero aún tuvimos que esperar 15 minutos más para que saliera el andén en pantalla.
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Tal y como habíamos previsto el tren iba llenísimo (y eso que estábamos en febrero, temporada baja). Nosotros teníamos asientos reservados pero estaban cogidos, y por no hacer levantar a la gente intentamos buscar otros sitios, pero no encontramos ninguno. Así que no nos quedó más remedio que levantar a la gente que estaba en nuestro sitio, cosa que no se tomaron muy a bien. [Tip: La reserva de asientos se puede hacer sin cargo adicional en la página oficial y el billete se puede llevar electrónicamente en el móvil]. El trayecto en sí no tiene nada destacable, las vistas ni siquieran son bonitas, y se para unos 10 minutos en Kolin, [Tip: Para llegar a Kutna Hora desde Praga hay trenes directos cada 2 horas (en invierno), y también hay la opción de un tren que hace transbordo en Kolin en las horas intermedias]
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El tren, como todos, está dividido en vagones y después en compartimentos cerrados por asientos, dejando un pequeño pasillo para pasar entre vagones que también tiene un par de asientos plegables en uno de los lados.
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Una vez llegados a Kutná Hora hay dos posibilidades: empezar la visita por Sedlec (un suburbio de Kutna Hora donde está el osario y la Catedral de la Anunciación) o ir directamente al centro de Kutna Hora. Nosotros decidimos empezar por Sedlec ya que nuestro objetivo principal era el osario, y ya que los monumentos cerraban a las 16:00 preferíamos tener el resto del tiempo libre en la ciudad. De cualquier forma el sistema es el mismo, una vez llegas a la estación central de Kutná Hora (Kutná Hora Hlavní Nádraží o abreviado h.n.) necesitas cambiar de tren al regional que va hasta Kutná Hora mesto o bien coger un bus. También se puede ir andando, pero es la opción menos recomendable porque está bastante lejos (4 km), y el paisaje no es demasiado bonito. En nuestro caso el billete que habíamos comprado era hasta Kutná Hora mesto, así que ya nos incluía el tren regional hasta el centro de la ciudad. No obstante, como decía, nos bajamos antes, en Sedlec, para poder visitar el osario.

Kutná-Hora Sedlec

Al norte de la ciudad, en Sedlec, hay dos monumentos a visitar, que se encuentra a 5 minutos andando desde al estación Kutná hora-Sedlec: La Catedral de la Asunción y el Osario de Sedlec.
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El tren regional conecta Kutná Hora Hlavní Nádraží con Kutná Hora mesto y hace una parada intermedia en Sedlec.
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Mapa informativo en Sedlec, no tiene pérdida, está todo al lado de la estación.

Catedral de la Asunción

La sobria Catedral de la Asunción se construyó a finales del siglo XII, y está actualmente considerada patrimonio de la humanidad. Originalmente la iglesia pertenecía al monasterio de la orden cisterciense que allí se había establecido. Fue la mayor catedral del país hasta la construcción de la la de San Vito, en Praga, y en cierta forma su interior recuerda un poco a ésta última en su estilo, aunque la decoración no tiene nada que ver. La Catedral hoy en día ha pasado por numerosas reformas (hasta hace algunos años no se podía visitar) y nos sorprendió por la austeridad de su decoración. En esta catedral compramos la entrada combinada para varios monumentos de Kutná Hora (Catedral de la Asunción, osario, Iglesia de Santa Bárbara y Galería Central de la Región de Bohemia -GASK-.) [Tip: Si se tiene tiempo se puede reservar una visita guiada que incluye la cámara del tesoro y un pequeño corto animado sobre la historia de Kutná Hora.]
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Exterior de la Catedral de la Asunción
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Interiores
Desde el interior se puede acceder por una bonita escalera en espiral de piedra a la galería del transepto.
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Desde allí una pequeña entrada conduce al ático desde donde se puede observar las formas del techo abovedado y la estructura del techo que se restauró sin ningún clavo.
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Osario de Sedlec

Pero sin duda la razón por la cual todo el mundo visita Kutná Hora es por el Osario de Sedlec. Se encuentra bajo la Iglesia del Cementerio de Todos los Santos y está decorada con huesos humanos. Según se dice todo empezó con un abad que fue enviado a Tierra Santa y volvió con una pequeña cantidad de tierra que esparció en el cementerio, haciendo que todos quisieran ser enterrados allí. Con el paso del tiempo la cantidad de cuerpos allí enterrados creció mucho, llegando a 40.000 personas. Cuando la familia Schwarzenberg compró el monasterio contiguo, dio permiso a un carpintero para poner en orden los huesos, y la vena creativa de este señor convirtió los huesos en vistosas decoraciones en forma de lámpara, pirámides y hasta el propio escudo de armas de la familia. No obstante, diversos escritos señalan que ciertas decoraciones con huesos ya existían en el osario original, antes de la reconstrucción emprendida por esta familia.
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Indicaciones en la acera de entrada al osario
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Entrada al osario, debajo de la iglesia del cementerio.
La verdad es que yo me quedé un poco chafada porque me lo esperaba mucho más grande y es una capilla bastante pequeña. También me impresionó más de lo que esperaba, y es que una cosa es verlo en foto y otra estar allí y pensar que esos restos pertenecían a alguien. Daba un poco de yu-yu.
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Entrada a la capilla, donde ya se pueden apreciar las macabras decoraciones
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La lámpara central 
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Firma del autor: František Rint
Sin duda lo que más llamaba la atención era la lámpara que colgaba del techo como si de una araña lujosa se tratara, construida con todos los huesos del cuerpo humano. Los huesos fueron desinfectados y blanqueados con lejía.
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Escudo de armas de la familia Schwarzenberg 
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Detalle en el escudo familiar: un cuerpo sacando los ojos a un turco
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Como curiosidad, cuando nos fuimos vimos que se estaban llevando a cabo trabajos de clasificación de más restos, no sabemos si para seguir con la decoración...xDDD
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De Sedlec a Kutná Hora Mesto

La visita a estos dos sitios es bastante corta y ya no hay nada más que ver en Sedlec, así que toca ir hasta el centro de Kutná Hora. Hay 4 formas de ir:
1. A pie: no muy recomendable porque está algo lejos, el camino no es bonito y además lloviznaba
2. Tren: en el mismo tren regional que nos había dejado allí, el problema es que no sabíamos fijo los horarios de paso y no queríamos arriesgarnos a esperar para nada
3. Transporte privado: por 320 CZK (12€) una pequeña furgoneta te acercaba al centro de la ciudad. Este coste es compartido entre todos los que monten en ella. Para poder arrancar tiene que haber un mínimo de 3 personas. Nosotros pretendíamos coger este, que está justo a la salida del osario, pero la conductora se había ido a comer y tardaba más de media hora en volver, así que nos recomendaron el autobús.
4. Autobús: Lo malo de los autobuses es que pasaban cada 20 minutos y acababa de pasar uno, así que tuvimos que esperar a que pasara el siguiente. La dirección es Kutná Hora Centrum y el precio es muy barato, 12 CZK (menos de 0,5€). El trayecto dura aproximadamente 15 minutos. Al llegar el conductor avisa gritando que estamos en el centro, y es donde se bajan todos los turistas, no tiene pérdida.

El centro histórico de Kutná Hora

Una vez fuera del bus el panorama no parecía muy halagüeño, parecía que estábamos en el medio de ninguna parte. Por suerte hay muchas indicaciones y enseguida llegamos a uno de los puntos de interés.

Iglesia de Santa Bárbara

La Iglesia de Santa Bárbara (llamada a veces catedral por su tamaño) se construyó para competir con la Catedral de San Vito de Praga, ya que en el siglo XIV ambas ciudades rivalizaban en poderío. Su tamaño proyectado era mayor que el actual, y es que las minas de plata suponían una fuente de riqueza enorme para la ciudad, que le permitía estos dispendios en honor a su patrona, Santa Bárbara.
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Santa Bárbara, vista exterior, con sus característicos contrafuertes.
El interior de estilo gótico es impresionante. Las vidrieras y una preciosísima bóveda central con los escudos de las familias y gremios que contribuyeron a su construcción son los elementos que más llaman la atención.
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Sin duda su interior es para quedarse anonadado horas y horas, sólo había un pequeño problema: en el interior de las iglesias hacía muchísimo frío, mucho más que en el exterior, señal, como nos habían dicho, que no se hace vida en ellas ni se da misa. Están vacías, y por lo tanto, frías. Aguantar allí dentro era de valientes, porque enseguida se te enfriaba todo el cuerpo. La visita fue corta porque enseguida quisimos salir al exterior, al sol.

Camino real

Una de las cosas que más nos gustaron de la ciudad fue el camino real o la calle Barboska, que conecta la iglesia de Santa Bárbara con el colegio de los jesuitas. La recorre un muro con diferentes estatuas, y tras él hay viñedos y unas bonitas vistas de la ciudad.
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Calle Barboska, con la Iglesia de Santa Bárbara al fondo
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El antiguo colegio de los jesuitas, ahora galería de arte, a la izquierda.
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Vistas de Kutná Hora desde Barboska

Galería Central de la Región de Bohemia (GASK)

La entrada combinada daba derecho a acceder a la Galería Central de la Región de Bohemia, conocida por su abreviatura en checo: GASK. Está situada justo al lado de la iglesia, en un antiguo edificio que era un colegio jesuita. En su interior se puede ver una parte de las dependencias de los jesuítas, pero realmente lo interesante es la exposición de arte moderno y contemporáneo y lo acogedor que es el propio edificio. Con el frío que habíamos pasado en la iglesia, nos entretuvimos un rato entrando en calor, usando los aseos y contra todo pronóstico, encantados con las obras que veíamos.
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Entrada al colegio
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Antiguo refectorio
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Nos hubiéramos quedado allí bien agusto y calentitos toda la tarde, rodeados de obras de arte, pero ya eran las 14:30 y estábamos muertos de hambre, especialmente yo y a pesar del superdesayuno del hotel, (¡debía de ser el frío!). Seguimos la calle hasta el centro y nos metimos en el primer sitio que vimos que tenía buena pinta y carta en inglés (Restaurante Hrncire: mi crítica en Tripadvisor aquí). Aunque entramos un poco desconfiados pensando que podía ser un poco trampa para turistas, quedamos encantados, comida muy rica a precios muy asequibles (15€ los dos), servicio atento y sitio muy agradable. Da gusto acertar así de vez en cuando. Todavía recuerdo esas patatas especiadas que me pusieron de acompañamiento ¡ñam!.
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El bonito exterior del hotel restaurante.
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Feliz con mis patatitas ricas (y pollo con berenjena asada en costra de parmesano)

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Filetes de lomo de cerdo con salsa de ciruelas
Al salir de comer ya pasaban de las 16:00, así que todo lo visitable ya había cerrado. Nos conformamos con dar una paseo por el centro y mirar los edificios por fuera, a pesar de que el frío era cada vez más intenso y hubo que echar mano de gorros y orejeras para poder aguantar el viento helado.
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Plaza en Kutná Hora
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Abrigada a tope para soportar el viento gélido
Lo primero que se podía ver ya desde lejos era la Iglesia de San Jacobo o San Jaime según cómo traduzcamos, construida en el siglo XIV y, como la de Santa Bárbara, financiada por la burguesía adinerada gracias a las minas de plata. En origen se habían proyectado dos torres, pero el subsuelo era poco firme para añadir una segunda, debido a las excavaciones mineras. Desde fuera se aprecia al lado de la torre principal los inicios de lo que hubiera sido la segunda torre.
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Iglesia de San Jaime
Justo detrás de esta iglesia se encuentra la Corte Italiana, lugar donde se acuñaba la moneda y que posteriormente se convirtió en palacio real. En su interior se puede visitar la sala de audiencias y la capilla real, así como una pequeña exposición relativa a la numismática. Nosotros nos la perdimos porque estaba ya cerrada.

La Casa de la Piedra fue construida por un aristócrata local y hoy en día alberga el Museo de la Plata. Data del siglo XV y llama la atención por su profusa decoración gótica.
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Casa de la Piedra, actual Museo de la Plata
La Iglesia de San Juan Nepomuceno, barroca, también llama la atención por su colorido exterior. Es la única iglesia barroca de la ciudad y data del siglo XVIII.
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Cerca de la iglesia se encuentra la Fuente de Piedra, construida en el estilo gótico en el siglo XV y cuya función principal era proveer de agua a los habitantes de la ciudad cuando el suministro se cortaba debido a las actividades mineras.
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Una visita que nos fastidió bastante perdernos fueron las Minas de Plata. Por desgracia sólo abren de abril a noviembre, así que en esa época están cerradas. Cuando están abiertas se puede acceder a su interior en un tour guiado donde te visten como un minero y te explican las condiciones de trabajo y la forma de extracción de la plata.

Con el frío que hacía no teníamos ganas de seguir paseando, intentamos buscar un café agradable para pasar el rato de camino a la estación de trenes, pero no encontramos ninguno. La estación era un pequeño edificio en el medio de la nada, y allí teníamos que coger el tren regional hasta la estación central, a las afueras de la ciudad. Pero se notaba que estábamos en una ciudad pequeña y el servicio de trenes sólo pasaba cada hora, así que tuvimos que hacer tiempo en la diminuta estación casi la hora entera. Por lo menos allí se estaba calentito. Aprovechamos para comprar una Kofola en una de las máquinas expendedoras, la coca-cola comunista, que ya habíamos probado en Bratislava y que queríamos llevar a un compañero de trabajo.
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El tren salía de la estación principal a las 18:00 y el regional pasaba a las 17:44, aunque nos pudimos subir ya unos 10 minutos antes. En la estación principal apenas esperamos 5 minutos por el tren a Praga, pero fueron horribles porque el frío que hacía era criminal. Fue el día más frío de todos, y no tanto por la temperatura (5ºC) si no por el viento que era más que gélido y la humedad que te calaba hasta los huesos.Sin título

Estación central de trenes de Praga

En poco menos de una hora llegamos a Praga y aprovechamos para ver el edificio principal de la estación central de Praga -Praha hl.n- que no habíamos podido ver por la mañana. Se trata de un edificio de estilo art nouveau, última gloria del imperio Habsburgo. Desde donde nos dejaba el tren (en la parte más moderna de la estación) había que coger unas escaleras mecánicas hacia el piso superior, que conectaba con este edificio internamente, porque en realidad se encuentra al otro lado de la calle.
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Alcantarilla con el diseño del edificio art nouveau
La antigua entrada tiene una cúpula central decorada con estatutas y escudos. Hoy en día es la entrada al Fanta Café, llamado así en honor a su diseñador, Josef Fanta.
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Cúpula de entrada
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Detalle del interior
Luego volvimos a la zona nueva y curioseamos por las diferentes tiendas. Aprovechamos para comprar allí la cena en una tienda bio, unas ensaladas y unos bizcochos de frutas.
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Cuando nos disponíamos a cenar ya en el hotel me enteré de que había aprobado el último examen de una de las oposiciones a las que me había presentado, ¡y que estaba en puesto para plaza!. Así que para celebrar abrimos una minibotella de espumoso bohemio del minibar para celebrar.
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Feliz por mi plaza (y rezando por que no me la quiten y sea defiinita)

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