Mausoleo de Lenin

Hoy ya no desayunamos sólos, el hotel estaba lleno y había más huéspedes, que nos saludaban con el consabido Dobre utra (доброе утро) o "Buenos días" en ruso.

Esta vez habíamos madrugado un poquito menos, ya que la primera visita, el Mausoleo de Lenin (Мавзоле́й Ле́нина), no se podía visitar hasta las 10:00. Llegamos allí bastante puntuales y tuvimos que dar un rodeo a la Plaza Roja porque cuando abren el Mausoleo vallan algunos accesos. La pirámide roja y negra con el cuerpo embalsamado del político comunista está pegada a los muros del Kremlin y custodiada por varios policías.

Mausoleo de Lenin, sí, así se escribe Lenin en cirílico.

Tras pasar el control de rigor y esperar bajo la llovizna, nos tocó el turno de pasar por detrás del Mausoleo, por un camino lleno de tumbas de otros dirigentes comunistas y personajes ilustres rusos.

Desde allí accedías directamente al Mausoleo, donde unos guardias controlaban la entrada y estaban pendiente de tus movimientos (a Mr. Knook le mandaron quitarse el gorro, en señal de respeto). Por supuesto las fotos están prohibidísimas. Entrar fue un poco surrealista, ya que se accede a un interior bastante oscuro en el que lo único que se ve es la tumba del lider comunista, en medio, iluminada de rojo. Una pequeña pasarela lo rodea para que se pueda ver por todas partes, aunque está prohibido pararse más de unos segundos delante de la vitrina. El cadáver embalsamado más bien parece un muñeco y, realmente, toda la parafernalia no contribuye más que a la degradación de la imagen de Lenin. Teniendo en cuenta que murió en 1924, muchos se preguntan si ése es verdaderamente Lenin o si es una estatua de cera. Aún en el caso de que fuera verdad tampoco entendemos mucho eso de tener el cuerpo a la vista del público en vez de darle sepultura.

Al salir del Mausoleo se visitan las tumbas que se encuentran justo detrás, entre ellas la tumba de Stalin, cuyo cuerpo embalsamado fue exhibido junto al de Lenin hasta 1961, año en el que fue enterrado en el lugar actual, en pleno proceso de desestalinización.

Tumba de Stalin (la primera por la izquierda) y de otros personajes rusos

Tumba de Stalin

La Catedral de San Basilio

Al salir del Mausoleo fuimos directamente a la Catedral de San Basilio, que se encuentra también en la Plaza Roja. Esta catedral fue encargada por Iván el Terrible para conmemorar la toma del Kanato de Kazán en 1552. La leyenda dice que Iván quedó tan impresionado por la belleza de la obra que mandó cegar al constructor para que no pudiese volver a crear algo tan hermoso, pero parece que se trata tan sólo de eso, una leyenda. A pesar de lo que llaman la atención sus cúpulas de colores, éstas no fueron pintadas hasta 1670. Hasta entonces eran blancas.
Al entrar en la iglesia nos encontramos conque había misa y un coro de mujeres muy bonito. En la Iglesia ortodoxa rusa los instrumentos musicales están prohibidos durante la misa (de ahí que no se vean órganos en las iglesias), y los coros vienen a ocupar ese lugar de la música. Aparte de esta pequeña sorpresa, el interior también nos sorprendió por sus pinturas en todas las estancias, sus diferentes iconostasios y sus diferentes espacios:

Iconostasio mayor

Desde lo alto de una de las cúpulas se divisaba la ciudad, y pudimos ver una de las "7 hermanas", uno de los 8 rascacielos stalinistas, de los que 7 se construyeron y otro (el Palacio de los Soviets del que hablé en este post) jamás se hizo.

Rascacielos stalinista, en concreto es un complejo de viviendas.

Desde otra de las cúpulas se podía ver perfectamente la Plaza Roja:

Vistas del Kremlin de Moscú

Vistas del Museo histórico

Vista de los Grandes Almacenes GUM

 Abandonamos la Plaza Roja por la Puerta de la Resurrección y pasando por delante de la llamativa Catedral de Kazán, rumbo a la estación de metro más cercana.

Puerta de la Resurrección

Catedral de Kazán

Tras pasar la puerta topamos con el kilómetro cero de Moscú, que se anuncia con una placa de bronce en el suelo. La gente se pone en el centro, pide un dese y tira una monedita por encima del hombro.

Kilómetro cero

Galería Tretyakov

Nuestra siguiente visita fue la Galería Tretyakov. Este museo posee la mayor colección de arte ruso del mundo. Su exterior es bastante característico: Lo primero que hicimos, en vez de visitar el museo, fue ir a comer. Ya era bastante tarde y no tenía sentido empezar con la visita y luego tener que parar. Comimos en la cafetería del museo, aunque nada nos acabó de gustar demasiado, sobre todo porque la carne de los dos platos era una "masa"extraña.

Shashlik (pinchos) con ensalda de col y kartofelnye zrazy (patata rellena de carne picada)

Pollo a la kiev con trigo sarraceno y ensalada olivier (la ensaladilla rusa de toda la vida)

De postre éclair, strudel de cereza y una empanadilla dulce.

Tras la comida sí que ya nos dispusimos a visitar el museo, que era bastante grande a pesar de lo que parecía por fuera. Estuvimos allí unas dos horas, y al final ya no me aguantaba de pie. Las últimas salas las vimos por encima porque estábamos cansadísimos. A la salida nos acercamos hasta la Iglesia de la Resurrección de Kadashi, pero no pudimos entrar.

Puente con árboles hechos a base de candados, en las inmediaciones.

Iglesia de la Resurección de Kadashi.

Al volver a la zona de la estación de metro le echamos un vistazo a unas casetas o minimercadillo que vendía setas, conservas y dulces, entre otras cosas. No nos pudimos resisitir a comprar un prianiki, un pan dulce hecho a base de jengibre y que guardamos para tomar en otro momento.

Mercadillo callejero

Los rusos son grandes recolectores de setas

Prianikis con sus formas caracterísitcas: monedas, buhos, etc.

Visitando las estaciones de metro I

Como el día estaba bastante feo, decidimos hacer un minitour por las estaciones de metro destacadas que nos quedaban más a mano. El metro de Moscú se empezó a construir en 1931 y es el primero del mundo en cuanto a densidad de pasajeros. Su sobrenombre de palacio subterráneo lo tiene ganado a pulso, y es que muchas veces parecía que, en vez de en el metro, te encontrabas en un palacio o en el vestíbulo de un teatro. La decoración es impresionante, los bajorrelieves, los mosaicos, las lámparas... Nada que ver con los metros normales y corrientes que suelen ser anodinos, sucios y grises. La decoración de las estaciones fue hecha por los mejores artistas de la época con materiales procedentes de toda Rusia, y el socialismo era la temática principal, por aquello de educar al pueblo. Además las líneas están a mucha profundidad para que pudieran servir como refugio durante la guerra.

Los abonos del metro no se pueden comprar en las máquinas, sólo en las taquillas. Allí encontraréis una lista de precios de cada billete. En la web del metro ruso se pueden ver las tarifas y abonos existentes. Los abonos los hay de 11, 20, 40 y 60 pases. Nosotros cogimos uno de 11 porque el de 20 se nos quedaba grande. Sin el abono, el viaje sencillo costaba 0,80€ al cambio. Con el abono de 11 salía a 0,45€ al cambio (obviamente a mayor número de viajes más barato salía).  [Tip: Como las cajeras no hablan inglés, lo mejor es darle el dinero justo para el billete que quieres. A nosotros nos funcionó a las mil maravillas].

Mapa de las estaciones visitadas, todas en la línea verde, Zamoskvoretskaya (click para ampliar)

Estación de Novokuznetskaya

La primera parada fue Novokuznetskaya (Новокузнецкая) de la línea Zamoskvoretskaya. Cada estación de metro está decorada con motivos diferentes. Algunas son más impresionantes que otras, pero todas están limpísimas, son luminosas y bonitas. Esta estación en concreto está decorada con bajorelieves y mosaicos relativos a la guerra y al Ejército Rojo:

Estación de Belorruskaya

Después paramos en la estación de Belorruskaya (Белору́сская) de la línea Koltsevaya, decorada con mármoles y mosaicos que representan la cultura y economía de la Bielorrusia soviética. El suelo de la estación se inspira en las alfombras bielorrusas. [Tip: El vestíbulo principal es la de la parada de la línea 5 Koltsevaya, ya que la parada de la línea Zamoskvoretskaya tiene otra decoración diferente]

Estación de Belorruskaya, con su característico suelo.

Etación de Mayakovskaya

La siguiente estación fue la de Mayakovskaya (Маяковская), la estación que sirvió de cuartel general de la defensa antiaérea durante la guerra contra los nazis. Esta dedicada al poeta ruso Mayakovsky, y es tambíen muy característica. Su vestíbulo principal se compone de columnas de mármol y acero, y en los huecos del techo hay diversos mosaicos que hablan del futuro soviético. Su diseño ganó un premio en la New York World Trade Fair de 1938.

Estación de Mayakovskaya

Mosaico de uno de los huecos del techo

Mientras estábamos haciendo fotos se bajaron un montón de militares. Era bastante normal encontrar policía y militares por todas partes, y además sorprendía que solían ser muy jovencitos.

Paseo por Tverskaya

Después cogimos el metro hasta Tverskaya Ulitsa (Тверская улица), es decir la calle Tverskaya, y fuimos recorriendo la calle en dirección a la Plaza Roja. Esta calle llevaba hasta San Petersburgo y era la calle más señorial de Moscú en el siglo XIX. Hoy es la calle comercial por excelencia. Durante la reconstrucción de Stalin muchos edificios fueron demolidos para ensanchar la calle y se levantaron los enormes edificios que se pueden ver hoy en día, de arquitectura monumentalista.
En la plaza Tverskaya Ploshchad (ploschad es plaza en ruso), se encuentra la estatua del príncipe Yuri Dolgoruki, fundador de Moscú. Enfrente se encuentra el ayuntamiento.

Tverskaya Ploshchad

Ayuntamiento de Moscú

En esta plaza nos encontramos con una muestra de arte callejero muy divertida. Una mesa con sillas de un tamaño gigantesco. No pudimos evitar sentarnos y probar a sentirnos como Alicia en el País de las Maravillas.


En un parque artificial creado al lado y que formada parte también de la muestra callejera, había bancos, espejos, tronos...

Me siento como una reina.

En esta calle se encuentra también una de las tiendas de comestibles más famosas, la galería de alimentación Yeliseyev, que fue en origen la mansión de una princesa. Su interior está exquisitamente decorado con vidrieras y hermosas lámparas.

Al final llegamos hasta el Teatro Bolshoi, uno de los edificios más conocidos de Moscú y la sede del ballet.

Después emprendimos rumbo hasta al hotel, donde cenamos otro día más con comida del café al lado del hotel (Cofee Haus: mi crítica en Tripadvisor aquí). Esta vez probamos los blinis de salmón y una bruscheta, además de dar cuenta del Priniki que habíamos comprado.

Prianiki con forma de kopek