Despertar con un amanecer espectacular

Navegamos durante toda la noche y atracamos en Edfu a mitad de la noche. El ruido de los motores era muy fuerte y cuando el barco atracó me desperté varias veces. A las 6:15 nos despertamos con una maravillosa vista del amanecer en el Nilo al abrir nuestra ventana. ¡Qué gusto empezar así el día! Los que tenían el camarote en el otro lado se despertaron con vistas a los otros barcos, porque, una vez más, estábamos atracados en fila.

Bajamos a desayunar. Había lo mismo que el día anterior: bollos, tostadas, frutas, huevos revueltos, salchichas... Y otra vez no me apetecía nada. Me tomé unas tostadas y unos bollos con un poco de zumo y un té, había que aguantar hasta las 13:00.

Visita en calesa al templo de Edfu

Teníamos la visita al templo de Edfu programada de 07:30 a 09:30, ya que a las 10:00 el barco volvía a zarpar. Al bajar del barco nos esperaban las calesas que nos llevarían hasta el templo. Nos hicieron montar en grupos de cuatro y había un único caballo tirando de la calesa, que tenía todo el aspecto de estar muriéndose de hambre. La otra pareja y yo nos sentamos detrás, y Mr. Knook se sentó en el sitio que quedaba libre al lado del conductor.

Nos tocó un conductor medio loco/simpático. Empezó a adelantar a todos y nos metió por otras calles para llegar antes. Mientras tanto nos decía que era Fernando Alonso y que el caballo necesitaba alfalfa. De vez en cuando nos cantaba el "Corre, corre, caballito".

Llegamos a la "estación" de las calesas y el conductor empezó a señalar los pañuelos que llevábamos las chicas. No le entendemos, no sabemos si hay que cubrirse o algo. Cogió el mío y me hizo un tocado, luego nos hace una foto y por supuesto nos pide propina. Le dimos 20LE. (Mr. Knook, que es demasiado generoso...). El guía nos dijo que teníamos que acordarnos del número de calesa para volver en la misma. Nada más bajarnos nos acosaron vendedores de pañuelos y chilabas. Ya habíamos aprendido algo, y procuramos no hacer contacto visual para que no nos asaltasen. El templo paría estar cerca, pero para llegar hasta él había que dar un rodeo pasando por todas las tiendas de los vendedores, que han cerrado los accesos cercanos a propósito.
Hacía muchísimo calor, menos mal que me había traído el vestido e iba un poco más fresquita que el día anterior.

A resguardo del sol nos dieron todas las explicaciones del templo y luego nos dejaron media hora para sacar fotos a nuestro aire.

El templo de Edfu es un templo ptolemaico, es decir, de la época en que los griegos gobernaban Egipto. Es uno de los templos mejor conservados, entre otros motivos porque parte de sus muros estaban enterrados en la arena.

Entrada al Templo de Edfú.

Al igual que el resto de los templos egipcios estaba totalmente pintado de blanco y colores vivos (normalmente amarillo, azul, rojo). En algunas partes aún se pueden apreciar restos de pintura:

Restos de pintura bajo el dintel de la puerta.

Está dedicado al dios Horus, representado por un Halcón que flanquea cada lado de la entrada.

Posando con Horus.

Algunos techos del templo están negros porque se había usado como vivienda y el humo de las cocinas los había ennegrecido.

Muchas pinturas estaban machadas por ser consideradas paganas:

Grabados machacados.

Pero lo más impresionante de este templo es la sala de la barca, donde se puede apreciar la barca donde se colocaba la imagen del dios cuando salía en procesión. De todos los templos que vimos, éste fue el único que todavía la conserva in situ.

Después de explorar el templo y hacer fotos volvimos a la entrada, donde estaba la salida a la plaza. Allí tomamos fuerzas para salir, porque vimos que los vendedores nos estaban esperando otra vez agolpados en la puerta, para asaltarnos según íbamos saliendo. Salimos mirando al suelo y deshicimos el camino para volver a las calesas pero nos paramos en una de las tiendas a comprar unas chilabas, pues esa noche se celebra "La fiesta de la chilaba" en el barco. Después de unos 10 minutos de tira y afloja acabamos comprando dos chilabas rojas más dos tocados por 200LE. Se nos daba bastante mal regatear. :(

Volvimos a las calesas al constante grito de nuestro guía: Yala Yala! (Vamos! Vamos!). Al llegar al barco el conductor de la calesa nos volvió a pedir propina, diciendo que no se acordaba que le hubiésemos dado antes (¡¡¡¡¡qué morro!!!!).

Unas fotos del interior del barco

Una vez en el barco aprovecho para sacar algunas fotos del interior.

Escaleras de acceso a los camarotes.

Entrada a los camarotes de la última planta.

Baño del camarote.

Ducha.

Como siempre ya nos han limpiado la habitación y nos han hecho una figurita con las toallas. Esta vez una flor de loto:

Aproveché para escribir en el diario de viaje. Era la primera vez que llevo un diario, pero es que no me quería olvidar de nada.

Antes de comer citaron a todo el grupo en el bar para hablar de la excursión a Abu Simbel del día siguiente. Para decir que estamos de acuerdo aprendemos otra palabra árabe Mashi Mashi (vale, ok).
También nos hablaron de las excursiones opcionales. Las venden muy bien y al final casi todo el mundo las cogió. Yo ya las tenía incluidas, aunque el guía me dijo que a él sólo le constaba una. Le tuve que llevar el resguardo de la agencia para que lo comprobase. Tras estos, volvimos al camarote, nos probamos las chilabas y practicamos con los pañuelos para por la noche.

Y bien, ¿qué tal me véis?

El barco navegaría hasta las 16:00, así que teníamos tiempo libre hasta entonces. Antes de bajar a comer reservamos unas tumbonas a la sombra.

A punto de cambiar mi sitio al sol por uno a la sombra que había quedado libre.

¡Misión cumplida!

En general para comer nos ponían siempre arroz y pollo en distintas preparaciones. Aunque todas estaban buenas, acabamos un poco hartos de comer siempre lo mismo. A veces también ponían patatas, pescado no identificable, o verduras salteadas. También había un buffet de ensaladas que estaba bastante bien. De postre de la comida siempre había una especie de púding/gelatina de colorines que no convencía a nadie. Era una pena, porque en la cena siempre ponían unos postres buenísimos a base de bizcochos.

Después de comer subimos a la terraza. El cambio de temperatura era importante, fuera debíamos estar a 30 y pico grados, mientras que dentro del barco la temperatura rondaba los 20. Cuando salías del barco a al terraza sentías una bocanada de aire caliente nada más abrir la puerta. En la terraza había poca gente, parece que preferían echar la siesta en el camarote (y no me extraña con ese calor) pero yo no me resistía a eso de estar en bikini en Halloween sabiendo que en Santiago seguramente estaría lloviendo :P

¿Y decís que en Santiago está lloviendo? Vaya...

Una vez más el paisaje era absolutamente espectacular:

El tempo de Komb-Ombo

La hora del té se adelantó a las 15:30 porque a las 16:00 nos tocaba bajar para visitar el templo de Komb Ombo. El templo, en realidad son dos templos dedicados uno a Sobek -el dios cocodrilo- y otro a Haroeris (Horus el viejo). Antes de bajar el guía me devolví mis documentos y me dijo que el tema de mis excursiones estaba arreglado.

A pesar de que estaba atardeciendo el calor era agobiante (cuánto más al sur navegábamos, más calor) así que intentamos ponernos a la sombra mientras nos dan las explicaciones. Nos enseñaron un nilómetro, que se usaba para medir el nivel del Nilo:

Nilómetro

Pinturas de mujeres pariendo (a la derecha) o dando el pecho (en el medio): Y de instrumentos quirúrgicos:
 
En algunas partes todavía conserva las pinturas originales:

Aunque el templo está en ruinas, la luz del atardecer lo hacía especial.

Aquí se encuentra también el Museo del Cocodrilo, donde pudimos ver cocodrilos momificados.
A la salida había muchísimos vendedores de chilabas, aguas, pañuelos,etc. que te asaltaban mientras intentabas subir de nuevo al barco. Debimos llegar con cara de agobiados porque Willy, el guía del otro grupo, se rió y nos dijo que la vida del turista en Egipto era muy dura, ¡y que en El Cairo los vendedores eran incluso peores! Después subimos a la terraza y admiramos la puesta de sol mientras esperábamos al resto del grupo, que se entretenía comprando antes de subir al barco.

Una fiesta de la chilaba un poco sosa

A las 18:00 el barco empezó a moverse de nuevo dirección Aswan. Nos entretuvimos en la terraza, hablando con los demás y sacando fotos hasta la hora de la cena. A las 22:00 empezaba la fiesta de la chilaba, pero antes, a las 20:00 teníamos cena oriental. Decidimos entre todos los del grupo bajar a cenar sin chilaba y ponérnosla luego, pero empezamos a ver gente ya vestida y cambiamos de opinión. Al volver al camarote vimos que los franceses que se alojan al lado estaban pidiendo a los mozos que arreglan las habitaciones que les pusieran los turbantes (que parece que no, pero tiene su técnica). Mr. Knook le pidió también que le hiciera el suyo y le dio un par de libras de propina. Después nos enteramos de que los franceses les dieron ¡20€!

La cena se componía de platos y dulces típicos egipcios, y estaba todo muy bueno.

Tras la cena, subimos al bar para la fiesta pensando que nos pondrán música típica y habría bailes, pero no, nos pusieron las mismas canciones que el día anterior y nadie se animaba. Le preguntamos al DJ por canciones típicas pero dice que no tiene. ¡Menuda decepción!, tanta chilaba y tanta historia y al final... Media hora después sólo quedaban unas 10 personas, normal, al día siguiente nos levantaríamos muy temprano para ir a Abu Simbel y ante tal panorama habían preferido acostarse ya.
Cuando volvimos al camarote nos encontramos a este simpático cocodrilo con gafas de sol, que se ha adueñado del mando de la tele:
Después de luchar con el cocodrilo para recuperar el mando y que se bajase de la cama, nos metimos en la cama. Estábamos cansadísimos y teníamos tan sólo 4 horas por delante para intentar dormir algo.