Paris Día 6: Versailles

by - 18:00

Visitando Versalles

Era nuestro último día en París, que habíamos reservado para Versalles. Para llegar hasta allí, lo hicimos en tren. Llegar no fue difícil, pero tampoco demasiado fácil. Nosotros nos guiamos por la gente a la que veíamos con un mapa en la mano, que se suponía que iban al mismo sitio. La verdad es que en el tema transportes no nos gustó mucho la señalización, pero claro, también éramos inexpertos viajeros y no teníamos ni idea de francés. Habrá que volver ahora que tenemos más bagaje e idiomas ;)

Cuando llegamos a Versalles había muchísima gente. Además el palacio estaba en obras, con lo que no se podía apreciar lo grande que era. Cuando vi a tanta gente casi me da un soponcio, la cola era larguísima. Menos mal que tras una pequeña búsqueda divisamos una entrada rápida reservada a los propietarios de la Paris Museum Pass, que nos permitió entrar directamente y sin hacer cola.
Chateau de Versailles Chateau de Versailles

Palacio de Versalles

El Château de Versalles o Palacio de Versalles es quizá el más conocido del mundo. Aquí estuvo la corte de Francia durante casi un siglo, hasta que la revolución guillotinó a Luis XVI y María Antonieta, sus últimos habitantes reales. El palacio fue construido en la época de Luis XIV, el rey Sol. Sus grandes dimensiones y su capacidad para albergar una corte compuesta por 6.000 personas, transmitían la grandeza y el poder de Francia. Su construcción marcó un antes y un después, pues a partir de entonces toda monarca europeo construía un palacio que rivalizara con Versalles (Peterhof en Rusia, Schönbrunn en Austria...), aunque ninguno lo consiguió.

Nos acercamos a las taquillas y mostradores para intentar coger un mapa, folleto informativo o guía para la visita, pero no le quedaban folletos en español, así que lo cogimos en inglés, aunque no nos fue muy útil y nos tuvimos que contentar con las parcas explicaciones de la guía que llevábamos.

Empezamos la visita por la Capilla de Palacio, de dos plantas, desde la cual se accedía al resto de las salas. La capilla es impresionante, ricamente decorada, da una idea de la opulencia en la que vivían los reyes. Fue sin duda la parte del palacio que más nos impresionó.
Chateau de Versailles Chateau de Versailles El El resto de las salas del palacio no nos pareció nada del otro mundo, por aquel entonces no éramos demasiado fans de los palacios, y como nuestra economía era la que era, no nos planteábamos ni coger las caras audioguías, que hacen más amena e interesante la visita. Nos conformamos con el plano que habíamos cogido a la entrada y la guía que llevábamos, pero estaba tan lleno de gente, que en algunas partes no se daba respirado, mucho menos apreciado las salas. En alguna ocasión el guardia gritaba a los turistas para que siguiesen avanzando y no se parasen formando un tapón humano, y a ratos prohibía quitar fotos, dependiendo de las salas. [Tip: Para visitar el palacio lo mejor es un guía o una audoguía y evitar festivos, puentes o fines de semana]. 

Los aposentos y el Salón de los Espejos (sin duda la habitación más conocida de todo el palacio) eran prácticamente imposibles de ver entre tanta gente, y mucho menos intentar hacer una foto decente.
Salón de los Espejos. Fuente: Wikipedia.
En las habitaciones de la planta baja había menos gente, y pudimos disfrutar un poco más la visita.
Chateau de Versailles
Habitación del Delfín, en la planta baja.
Chateau de Versailles
Habitación de la Delfina

Jardines

Cuando terminamos la visita del Palacio principal fuimos a los jardines. Es cierto que tienen fama de preciosos, pero en esa época la hierba estaba seca, y todas las estatuas, jarrones y demás que los adornaban estaban tapados por lonas para su conservación durante la temporada invernal, por lo que no se podían apreciar. Eso sí, ser son infinitos, hasta se ofrecían diversos medios de transporte para poder recorrerlos sin cansarse como bicicletas o una especie de cochecitos de golf. Nosotros preferimos pasearlos a pie.
Chateau de Versailles
Los jardines desde la explanada del Palacio

Grand Trianon

Llegamos hasta el Grand Trianon, un pequeño palacio que mandó construir Luis XIV para huir de las rigideces de la corte. También lo pudimos visitar con nuestra entrada. Las habitaciones eran parecidas a las del palacio principal, aunque a menor escala.
Le Grand Trianon
Grand Trianon
Le Grand Trianon
Cuarto de juegos, en el interior del palacio.

Petit Trianon

Existe también un Petit Trianon, que pertenecía a María Antonieta, pero no lo pudimos ver por dentro porque estaba en obras. La reina lo usaba para evadirse de palacio, y en este "pequeño" territorio podía hacer lo que se le antojara.

En los dominios del Petit Trianon encontramos jardines y L'Hameau de la Reine, o la aldea de la reina, un pequeño poblado en el que María Antonieta jugaba a que era campesina. Esta aldea cuenta con varias casas, huertos, y hasta animales para una mejor representación de la vida campestre.
Le Hameau de la Reine Le Hameau de la Reine La Hammeau de la Reine Y así pusimos punto y final a nuestro viaje a París. Al día siguiente por la mañana volamos rumbo a casa, un pelín hartos de los franceses por todas las trabajas lingüísticas que nos ponían y un poco hartos de París también. Sin embargo, una vez repuestos del cansancio del viaje y vistas las fotos...¡estamos deseando volver! (especialmente ahora que controlamos el francés jejeje).

Te puede interesar

0 comentarios